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Métodos para llegar al consenso

JMM Jesús Manuel Martín Fernández Public Seen by 142

1. RAZONAMIENTO.

Este método se basa en el convencimiento, en la convicción personal. Lxs participantes comparten sus argumentos y luego los confrontan entre sí, de manera que todxs acaban aceptando la superioridad y la fortaleza de una de las posiciones sobre las demás.

Por lo tanto, todxs acaban adoptando la misma posición personal: aquella que les convence. La posición personal de los participantes y la posición del grupo (CONSENSO) es la misma.

2. APROXIMACIÓN O CONSENSO PARCIAL.

A veces no es posible ponerse de acuerdo en todos los puntos. En este caso, se puede llegar a un consenso parcial que recoja el máximo de los puntos posibles.

3. NEGOCIACIÓN.

El mejor método para llegar a un consenso es el 1 (consenso total), y si no es posible, el 2 (consenso parcial).

Tanto en el método 1 como en el método 2, las posiciones individuales y la posición del grupo coinciden. Cuando no es posible convencer a algunxs participantes, aún se puede forzar un CONSENSO. En este caso, los individuos podrán mantener su propia posición personal, que no tiene por qué coincidir con la posición del grupo o CONSENSO.

A veces, después de agotar los métodos 1 y 2, no tiene sentido seguir más allá en busca de un consenso. Porque dicho consenso habrá que forzarlo y no será fruto de la convicción personal. El hecho de haber intentado el consenso ya ha servido de aprendizaje al grupo, que ha salido más fortalecido en sus convicciones, aunque éstas no coincidan. Lo importante es que sus propias convicciones se han puesto a prueba, por lo que ahora se pueden defender de forma más crítica y consciente. La cosa se puede quedar aquí. No hace falta forzar el consenso.

No obstante, cuando se trabaja en grupo, en comunidad, en sociedad, hay veces en que es necesario forzar un consenso. El grupo debe dar una respuesta uniforme de cara al exterior, o bien porque es necesario ponerse de acuerdo a la hora de poner en práctica un proyecto o via de actuación.

La manera más cómoda de hacerlo es sometiendo el asunto a votación y que gane la mayoría. Pero hay otra manera basada en el sentimiento de unidad y que consiste en ceder. Unas veces cedemos nosotros y otras veces ceden ellos. Es decir, la negociación.

La negociación tiene que ser justa. No pueden ser siempre los mismos los que cedan. Tampoco se trata de echarlo a cara o cruz par ver quién cede, o repartir equitativamente el número de veces que hay que ceder. Hay que ceder con consciencia. Buscando un equilibrio entre aquello a lo que puedo renunciar y aquello que puedo conceder al resto, puesto que somos una unidad, hay consciencia de pertenencia, cohesión de grupo, yo también soy parte del todo y concedo cosas a la totalidad de la misma manera que la totalidad me aporta cosas a mi.

Por ejemplo, si tenemos que ponernos de acuerdo sobre varios puntos, voy a ver qué punto no es demasiado importante para mi, y por lo tanto puedo ceder aquí para que tú cedas en ese otro punto que me interesa a mi. El cálculo de qué cosa cedo yo y qué cosa cedes tú se parece mucho al comercio, a las leyes de la oferta y la demanda. Tiene que ser como un mercado antiguo en el que todo el mundo intercambia y siente que gana algo. En estos mercados antiguos la gente siente que se hermana y se enriquece haciendo tratos y comerciando.

De esta manera, todavía se puede llegar a un consenso o posición de grupo conservando cada cual su propia posición personal.

4. MAYORÍA.

Hay veces que ni siquiera se puede llegar a un consenso negociando, porque algunas personas consideran que no pueden ceder en un determinado punto. En ese caso todavía se puede forzar el consenso acudiendo al criterio de la mayoría.

Hay varias formas, y el grupo se debe poner de acuerdo previamente, antes de empezar a negociar, sobre cuál de las formas se considerará aceptable para determinar el consenso del grupo en caso de que la negociación no tenga éxito.

Está el método de la mayoría menos uno, que quiere decir que, aunque exista una persona que no ceda, si todas las demás lo han hecho y han llegado a un acuerdo negociando, se acepte dicho acuerdo como CONSENSO del grupo.

De la misma manera, está el método de la mayoría menos dos y de la mayoría menos tres, que significa que se aceptarán dos o tres excepciones, y aún así se considerará CONSENSO.

Finalmente, está el consenso por mayoría simple o por mayoría de un porcentaje (por ejemplo, el 75%), que quiere decir que se aceptará como CONSENSO del grupo la opinión de la mayoría simple, o si supera el 75%, etc.

Estos métodos se utilizan únicamente cuando hay que forzar el consenso, porque no hay más remedio. El grupo se ve en la obligación de llegar a un consenso. Si no fuera así, no merece la pena hacerlo. Cada cual se queda con su posición personal y ya está.

Y hay que tener en cuenta una cosa. No es lo mismo construir un CONSENSO por mayoría (método 4 arriba comentado) que directamente tomar una decisión por mayoría, sin intentar construir el consenso. Aunque en los dos casos nos acogemos finalmente al criterio de la mayoría, en el caso de la construcción de consenso previamente hemos razonado, argumentado y negociado. Esto quiere decir que hemos aprendido y crecido como personas; que probablemente hemos cambiado a una posición individual más fuerte, o si nos hemos quedado en nuestra posición inicial, ahora podemos defenderla mejor, puesto que la hemos sometido a prueba. En última instancia nos hemos sentido miembros de una comunidad y hemos intentado construir algo juntxs.

La toma de decisión por consenso siempre es un ejercicio mucho más enriquecedor y humanizador que la toma de decisión por mayoría. La cual es como vivir en un mundo de individuos aislados que no hablan y no se comunican entre sí. Es como un país de avestruces cada uno con su cabeza enterrada en la arena. Cada equis tiempo se les pregunta y pueden votar, pero siguen tan equivocados o ignorantes como antes, ya que no argumentan, no confrontan sus razones, no se pueden enseñar o corregir unxs a otrxs, no aprenden a escucharse y a practicar la acción colaborativa. En fin, un mundo de locos donde los conflictos por tonterías estarán a la orden del día.

En cuanto a la toma de decisión por consenso, siempre es muy superior conseguirlo a través de la argumentación y el razonamiento (método 1). Si no es posible llegar a este convencimiento mutuo, no pasa nada, aún así habrá merecido la pena, aún así se habrá aprendido y fortalecido el grupo —eso ya no nos lo quita nadie— y solo si es necesario para avanzar todxs juntxs, se puede forzar un consenso mediante negociación o mayoría.