Traslocar puestos de teletrabajo al medio rural para gestionar la naturaleza

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Fase I

1)  Establecer la lista de 1.000 aldeas que tengan más territorio abandonado, público o privado.
2)  Restaurar o construir en esas aldeas, en los próximos 10 años, 25.000 viviendas o cabañas de madera, propiedad de ONG conservacionistas de carácter no lucrativo, para alquiler a 25.000 individuos o parejas de teletrabajadores que asuman bajo contrato la tarea de recuperar ecosistemas de la fauna salvaje.
3)  Dotar a esas aldeas de cobertura de banda ancha 4G.
4)  Iniciar un proceso piloto, en 2016, en 10 aldeas de mayor valor ecológico, priorizando zonas de lobo, oso, lince, visón europeo, castor, quebrantahuesos, alimoche, buitre negro, grullas, urogallo, gansos y aves acuáticas.
5)  Lanzar en 2015 un crowdfunding internacional con el objetivo de reclutar a 25.000 teletrabajadores de cualquier parte del mundo que quieran sumarse a esta iniciativa con unas aportaciones que permitan el arranque de la misma, a cambio de posteriormente disfrutar de ella en diferentes grados de implicación, que van desde ser uno de los 25.000 teletrabajadores a otras prestaciones. 

Fase II
1) Asignar la recuperación y gestión de territorio abandonado, a razón de 10 individuos o familias de teletrabajadores–conservacionistas cada 5.000 hectáreas.
2) Reciclar para trabajar en equipo con dichas familias a los ganaderos, cazadores, furtivos, agentes de Medio Ambiente, funcionarios con competencias en esas zonas y personal de departamentos universitarios o de centros de investigación y ONG que actúen en las mismas.
3) Establecer mecanismos de movilidad, comunicación, y economías de escala entre las diferentes aldeas que se vayan sumando a partir de las diez aldeas piloto iniciales.
4) Poner en marcha una escuela de e-learning bilingüe inglés–español basada en los principios de las Bosque–escuelas para los jóvenes de esas poblaciones rurales.

Fundamento de la propuesta

En la mitad del territorio español –25 millones de hectáreas– viven de forma permanente menos de 2 millones de españoles con una media de edad de más de 60 años. 

Hace casi 10 años que no se convocan plazas de agentes medioambientales y se ha reducido el presupuesto a las ONG medioambientales, a la investigación científica y a las actividades en general que se desarrollaban en esos territorios. 

En los próximos años la expansión natural de especies de la fauna salvaje en esos 25 millones de hectáreas, derivada del abandono de la actividad rural, hará difícil el que unos pocos mantengan la población de ganado que antaño mantenían 10 veces más de pastores.

Los recursos que se destinan a subvencionar de forma permanente la ganadería extensiva pueden reducirse de forma notoria cambiando el modelo de explotación de los pastos de las zonas no rentables, sustituyendo el ganado doméstico por herbívoros asilvestrados que no requieran tanto manejo y se defiendan de los depredadores o sus bajas sean asumidas como parte de la selección natural. Este fenómeno se ha iniciado –excepto en lo de asumir las bajas– siendo ya muchos de los ganaderos de la PAC absentistas, es decir, que ya no viven en las brañas cerca de sus animales, sino que los dejan solos en las zonas de pastos y se limitan a controles esporádicos.

La expansión de la fauna salvaje es un recurso económico de primera magnitud para atraer al territorio no solo al turismo de la naturaleza, sino una población permanente de alto poder adquisitivo con vocación de conservacionistas de la naturaleza, que quiera combinar su actividad laboral actual vía el teletrabajo con la de participar en la gestión de territorios que permitan la expansión de las especies emblemáticas de la fauna europea.

La carne y las actividades económicas a realizar alrededor de una gestión ganadera basada en herbívoros salvajes generaría una economía más potente que la basada en la carne de razas no asilvestradas. En Atapuerca estamos experimentando ese tema y en breve podemos ofrecer resultados.

El objetivo es llegar a un máximo de mil aldeas interconectadas por una red cuyo idioma de trabajo sería principalmente el inglés, que no rebasen entre todas ellas los 100.000 habitantes, con una escuela de e-learning y una serie de servicios comunes, como la movilidad de residencia entre las diferentes aldeas intercambiando las casas alquiladas y las funciones asignadas en la gestión del medio natural.

Traslocar al medio rural un tope de 25.000 puestos de trabajo de teletrabajadores de alto nivel, de España, de otros países de la Unión Europea o de cualquier parte del mundo, generarían no menos de otros 25.000 puestos de trabajo adicionales relacionados con la tutela, los servicios, etc. relacionados con esa población, dando la oportunidad de reciclarse a profesiones que sufren las consecuencias de una sociedad con cada vez menos presupuesto público y más necesidades que atender, como está pasando ya con las ONG medioambientales, la vigilancia de la naturaleza, la investigación y la cultura.