Loomio
Sat 19 Jul 2014 12:23PM

Preborrador de Principios políticos.

PC Podemos Chamartín Public Seen by 34

Enviado por el equipo de preparación de la Asamblea Constituyente:

Documento: Pre-Borrador de ponencia política.
“La crisis del régimen de 1978, Podemos y la posibilidad del cambio político en España”

  1. Contexto: crisis de régimen, ofensiva oligárquica y ventana de oportunidad. El Estado español está atravesando una crisis que va más allá́ de la deslegitimación de sus élites políticas y que afecta a componentes centrales del sistema político y la institucionalidad, de la articulación territorial del Estado, del modelo de desarrollo y el equilibrio entre grupos sociales bajo la primacía de los sectores dominantes. A esta crisis algunos la venimos llamando desde hace años la crisis del régimen de 1978, para dar cuenta de una situación de agotamiento orgánico que, últimamente y de forma acentuada, se expresa de forma acelerada en una descomposición política y moral de las élites tradicionales, con la corrupción –que era el elemento engrasante del encaje político y económico del bloque dominante- como punta de lanza de su desprestigio junto con los ataques al Estado de Bienestar y a los derechos (laborales, sociales y políticos) adquiridos.

El movimiento 15M, junto con el ciclo de luchas que inaugura, contribuyó a articular una parte de las insatisfacciones que hasta ese momento estaban huérfanas o se vivían en forma aislada y despolitizada. Ayudó así́ decisivamente a introducir en el sentido común de época elementos impugnatorios del orden existente y que señalaban a las élites como responsables, agrupándolas simbólicamente y colapsando parcialmente, el juego de diferencias en el que descansa el pluralismo y la oxigenación del régimen. El 15M avejentó a las élites y a las narrativas oficiales, poniendo en evidencia el agotamiento de sus consensos, de sus certezas, de los marcos con los que se distribuían las posiciones y se explicaba el rol de cada cual en el contrato social o se canalizaban las demandas ciudadanas. Con todo, esta acumulación de pequeñas transformaciones culturales no afectó por igual en todo el país ni alteró los equilibrios de fuerza electorales e institucionales.

El PP fue inicialmente el gran beneficiado de un terremoto que sacudió́ fundamentalmente a los votantes de la izquierda y que, paradójicamente, situó́ a las fuerzas conservadoras a la defensiva y alerta, pero permitió́ al PP una mayoría absoluta pese a recibir menos votos que los obtenidos por el PSOE en las elecciones de 2008. El 15M, al mismo tiempo, debilitaba la autorización electoral: ganar unas elecciones ya no era el único elemento de legitimación política, y desde luego no constituye ya un cheque en blanco. Pero la desafección se ha producido sobre un terreno social y cultural fragmentado por 30 años de neoliberalismo, con las identidades colectivas -la de clase en primer lugar, pero también las narrativas ideológicas tradicionales- en retroceso e incapaces de servir de superficie de inscripción para articular todos los diferentes descontentos con el statu quo. Uno de los retos a los que se enfrenta Podemos es ser capaz de articular esos descontentos y sus identidades.

Mientras que en la calle aumentaban las voces de protesta en lo que ha sido todo un ciclo de movilizaciones de distintos tipos (sociales, políticas, laborales, etc.) en las instituciones el partido de la derecha acumulaba un poder inédito, en el que se apoyó́ para lanzar un duro y ambicioso proyecto de reforma oligárquica del Estado. El centroizquierda del PSOE, con un notable bloqueo de su imaginación política, apenas dijo nada que le permitiese conectar con el nuevo clima. Estaba, además, firmemente comprometido con el sostenimiento del statu quo y el programa de ajuste impuesto por la Troika, que le llevó a aceptar un rol subalterno con respecto al PP que no ha dejado de pasarle factura en las urnas desde entonces. IU, vinculada generacional y culturalmente al orden de 1978, ha tenido en general- y salvo honrosas excepciones principalmente provenientes de las bases- reacciones tímidas y conservadoras, que confiaban en estarse moviendo en los mismos parámetros de antes de la crisis orgánica y en recoger en forma paulatina y progresiva los apoyos que iba perdiendo el PSOE, desde su autoubicación a su “izquierda”.

En medio de la crisis política, las fuerzas de izquierda nacionalista han analizado, en todo el Estado, y en particular en Catalunya, que este es el momento preciso para aparecer en la movilización soberanista. Lo han hecho, en general, confiando en la unilateralidad, una estrategia muy rentable en el corto plazo electoral pero que puede abocarles ahora a un callejón de muy difícil salida, como podríamos ver con motivo de la consulta en Catalunya el 9 de noviembre. La cuestión general constituyente reaparecería así́ en toda su complejidad y plurinacionalidad. Las hipótesis movimientistas y de gran parte de la extrema izquierda, instaladas en un cierto mecanicismo por el que “lo social” ha de preceder siempre a “lo político”, se han demostrado incorrectas para romper la impotencia de la espera y proponer pasos concretos más allá́ movilización.

Todo esto ha sucedido mientras los sectores dominantes desplegaban una amplia y profunda ofensiva sobre el pacto social y político de 1978. Esta ofensiva deconstituyente busca dejar sin sentido o sin vigencia las partes más progresistas del acuerdo constitucional, marchar sobre los contrapesos populares o democráticos en los equilibrios del Estado y abrir una redistribución regresiva del poder y la renta, aun más en favor de la minoría dominante. Seguramente la disyuntiva política estratégica hoy está entre restauración oligárquica o apertura democrático- plebeya, posiblemente en un sentido constituyente.

Por tanto, los análisis excesivamente optimistas con respecto a la crisis orgánica del régimen de 1978 deben ser compensados al menos con dos aseveraciones:

1) Esta crisis se produce en el marco de un Estado del Norte, integrado en la Unión Europea y la OTAN, que no ha visto mermada su capacidad de ordenar el territorio y monopolizar la violencia; de ordenar los comportamientos y producir certeza y hábitos; que no vive importantes fisuras en sus aparatos y que no parece que vaya a sucumbir por acometidas de movilización social más o menos disruptiva. Esto imposibilita tanto las hipótesis insurreccionales como las de construcción de contrapoderes “por fuera” de la estatalidad.

2) La crisis política puede tener mucha menor duración que la económica: no tenemos todo el tiempo del mundo. Una buena parte de la contestación social hoy existente deriva de una “crisis de expectativas” que ya no se repetirá́ para las siguientes generaciones, sobre las que hace mella el efecto domesticador del miedo y el empobrecimiento, con una exclusión social que ya amenaza a un tercio de la población y que podría estabilizarse en esos umbrales. Al mismo tiempo, el exilio y la destrucción de los nichos sociales y profesionales de los que se nutre la contestación (tercer sector y ONGs, universidad, funcionariado, sindicalismo,etc.) es un torpedo contra la línea de flotación material de la militancia de la izquierda. Tras una serie de ajustes que sean además vividos como una victoria política de alto contenido simbólico sobre las clases subalternas, la oligarquía puede estabilizar un país ya disciplinado que asuma como normal el empobrecimiento y exclusión de amplias capas sociales y determinados estrechamientos en las posibilidades democráticas. Los ejemplos estadounidense e inglés tras Margaret Thatcher nos tienen que servir de alerta: el neoliberalismo destruye pero, sobre la derrota de las clases populares, también construye nuevos órdenes y acuerdos. Si la crisis económica parece que tendrá́ un largo recorrido, la ventana de oportunidad abierta puede cerrarse mucho antes si se consuma la ofensiva oligárquica con un cierto reposicionamiento subordinado de un PSOE algo oxigenado y si las élites proceden a una restauración por arriba que asuma la parte más inofensiva de las demandas ciudadanas que hoy no tienen cabida en el orden de 1978 y el rol semicolonial en la Unión Europea.

  1. Las elecciones del 25 de mayo de 2014 y el nuevo escenario político. Las elecciones europeas del 25 de mayo de 2014 no fueron unos comicios más, sino que supusieron un pequeño terremoto en el escenario político que mostró algunos de sus precarios equilibrios y lo endeble de posiciones que parecían muy asentadas.

El dato más relevante es que el Partido Popular, que perdió́ 2,6 millones de votos, y el Partido Socialista Obrero Español, que perdió́ 2,5, juntos apenas alcanzaron el 49% del sufragio. No es sólo que “perdiesen” las elecciones por primera vez en la historia de nuestro sistema de partidos (cuando en las elecciones europeas de 2009 sumaron juntos el 81% del voto), sino, más importante, que se rompió́ el juego de vasos comunicantes por el cual lo que pierde el primer partido de la alternancia lo recibe el otro, en un movimiento que oxigena la pluralidad interna al tiempo que cierra la puerta a la alternativa y salvaguarda los consensos sistémicos que comparten los dos partidos dinásticos.

El elemento fundamental de esta erosión de los principales partidos del régimen –que no todos, no hay que confundir régimen con bipartidismo como hacen otros- es el desgaste y la crisis del PSOE. El Partido Socialista ha sido (tras el papel inicial del PCE y CCOO) el artífice de la integración de las clases subalternas al Estado de 1978 (y por tanto también de las conquistas sociales subordinadas en éste) y pieza clave, después, en su incorporación al pacto social neoliberal. Es quien cierra el espacio político “por la izquierda” y es su crisis la que abre las oportunidades políticas para una nueva mayoría. Si se recompusiera siquiera parcialmente de su desprestigio y sus problemas internos, y postulase un nuevo líder con pocos vínculos simbólicos con el pasado, podría recuperar parte del espacio perdido y estrechar así́ las opciones para una fuerza de ruptura democrática, relativamente transversal dentro del discurso de unidad popular y ciudadana.

La otra amenaza para la expansión de la ruptura sería que el Gobierno pudiese presentar tímidas “evidencias” de que las medidas de ajuste nos han hecho pasar ya lo más duro y que se avecina la recuperación. Por lenta y remota que sea, la narrativa de que se han hecho los deberes más duros y ahora se avecina el tiempo de la cosecha del esfuerzo, es muy peligrosa por la reoxigenación.

Junto con esa ruptura del movimiento de vasos comunicantes, se ha rasgado el mito de la imposibilidad de una mayoría que no pase por el PP y el PSOE, y por tanto de la necesidad de colocarse a uno de sus costados ideológicos. Las elecciones del 25M han mostrado que hay posibilidades de una nueva mayoría, y esa grieta en el imaginario del orden permite avanzar las hipótesis más arriesgadas y audaces, que ya no parecen imposibles para la sociedad. Podemos, con sus 1.245.000 votos y su 8% a nivel estatal, ha irrumpido como una fuerza política con mucha mayor fuerza de la que reflejan los números. No es exagerado decir que estamos hoy en el centro del debate político español: somos el objeto prioritario de los ataques del PP, del PSOE y del oligopolio mediático. La casta se ha mostrado claramente a la defensiva, usando nuestras palabras y corriendo a justificarse, a insultarnos o a vestirse con ropajes nuevos. Los creadores de opinión del régimen están envueltos en una masiva operación de reenmarcado que sitúe la discusión pública no sobre los problemas de España sino sobre situaciones o actores de otro tiempo o que están a miles de kilómetros de distancia; al mismo tiempo, intentan que Podemos no hable más que para defenderse, que se discuta no de lo que dice Podemos sino sobre la “polémica” continua en torno a Podemos, que más allá́ de su veracidad genere un efecto de ruido y alejamiento, así́ como de encasillamiento en una posición simbólica de “extrema izquierda”, ignorando la diversidad de sus votantes y simpatizantes. Podemos ha tenido dificultades hasta ahora burlando esta maniobra de cerco con la que la casta pretende volver a las certezas de antes de la crisis política, pero los principales portavoces de esta ofensiva no tienen hoy el prestigio ni el crédito de antes de la crisis orgánica, lo que lastra su labor y abre la posibilidad de una reacción boomerang entre sectores muy diversos. Lo desmesurado de los ataques también ha ilustrado a ojos de mucha gente el miedo que Podemos ha despertado en los sectores más conservadores del régimen del 78.

Con todo, los resultados del 25M y su impacto en el escenario político español demuestran la validez de la hipótesis de la unidad popular: pese a nuestra fragilidad organizativa -comprensible para una fuerza recién nacida-, hemos abierto una grieta que hoy ha acelerado el tiempo político español, ha sacudido los viejos equilibrios, ha provocado dimisiones y prisas en la recomposición y ha mostrado un posible camino para construir una mayoría política de cambio en un sentido popular en España. Nuestro reto ahora es estar a la altura de la inmensa ola de expectativas y esperanzas que hemos generado. Porque el momento actual presenta diferentes elementos que constituyen una oportunidad política difícilmente mejorable en un contexto no revolucionario: relativa debilidad política del gobierno, ausencia de indicadores positivos –siquiera sea parciales- con los que renovar la confianza en el ajuste, crisis del principal partido de la alternancia en el turnismo, expansión del descontento, espiral ascendente de ilusión popular por la posibilidad del cambio, que principalmente cristaliza en Podemos, y falta de elementos culturales y simbólicos con los que las élites viejas puedan relanzar algún relato para recuperar parte de la confianza y el prestigio perdido.

En un contexto de aguda deslegitimación del conjunto del entramado político e institucional del régimen -que no deja de dar muestras de podredumbre, si bien hasta ahora controlada- Podemos aparece como una fuerza outsider, sin hipotecas (de ahí́ el esfuerzo de los medios del régimen por fabricar una “mochila ideológica” extremista) y en la mejor posición para cosechar el desprestigio del establishment. Esa posición, que nos convierte en un claro referente de la dicotomía “nuevo/viejo” (de las formas participadas y con protagonismo ciudadana y popular frente a las viejas formas de política de élites y despachos), será́ incompatible con el menor caso de corrupción y es hasta cierto punto difícil de mantener en el tiempo cuando nuestra política no sea sólo de construcción de voluntad de cambio sino que se enrede en la gestión, sus necesarias transacciones y compromisos, en un momento de estrechamiento de la autonomía de las instituciones subnacionales frente al plan de ajuste.

Por decirlo en forma directa: el momento es ahora, antes de que los grandes actores y el entramado mediático-financiero y de los aparatos del Estado recompongan parte de la legitimidad perdida al tiempo que despliegan una campaña articulada y previsiblemente brutal contra Podemos. El momento es ahora, también, porque en un Estado moderno con una sociedad civil articulada –y en nuestro caso fuertemente hegemonizada por la derecha- el mero paso del tiempo nos desgasta y nos asienta como un actor más en un sistema de partidos en recomposición, abocándonos a una estrategia de lento crecimiento en un escenario ya estabilizado, en el que sería difícil competir con los partidos políticos grandes que representan a los poderes dominantes. Es ahora, en el momento de la descomposición, cuando Podemos puede ser una palanca que subvierta las posiciones dadas, hoy más bien flotantes y frágiles los equilibrios e identificaciones, y llegue al Gobierno postulando un discurso de excepción para una situación de excepción: todo se cae, lo viejo ha perdido la confianza y la vergüenza, que se vayan todos, hace falta un gobierno nuevo al servicio de la gente; Podemos es esa fuerza, por capacidad, honestidad y voluntad. Esta maniobra puede no darse de inmediato ni en solitario, pero es el tipo de orientación, estilo y perspectiva que nos puede permitir ganar. A ella habría que adaptar el tipo de organización, la política de alianzas y el marco estratégico en el que inscribamos las diferentes iniciativas políticas.

Desde este marco de análisis podemos situar con mejor perspectiva el necesario y crucial debate en torno a las tareas y desafíos que tiene que afrontar Podemos en este ciclo político acelerado y sin duda decisivo. Pensar los siguientes pasos a dar, tanto en los niveles institucionales: elecciones municipales, autonómicas y generales; como organizativos: qué organización a la altura de este presente y sus desafíos, qué herramienta para sumar, articular y conformar una nueva mayoría con voluntad y capacidad de poder político.

Tenemos por delante un año y medio que va a ser decisivo en la historia de nuestro país. Por el propio calendario y el desarrollo de la crisis política, lo electoral está y va a estar en el centro de la disputa política en este ciclo acelerado, aunque no es el único terreno político. Podemos tendrá́ que dotarse de herramientas que le permitan librar esas contiendas con eficacia. La prioridad en lo organizativo que se deriva de un análisis y unos retos como los aquí́ esbozados, es por tanto la de construir en primer lugar una maquina política, discursiva y electoral -que no se limita a la estructura de Podemos y que irradia ya a otros actores- que esté en disposición de aprovechar la ventana de oportunidad de la crisis del régimen de 1978, en un contexto de enorme hostigamiento y maniobras de distracción o de estigmatización, en el mejor de los casos, y de destrucción política en el extremo. Tenemos ante nosotros la posibilidad y la responsabilidad de contribuir decisivamente a la construcción de una voluntad popular nueva para el cambio político en favor de las mayorías sociales.

Podemos, claro que Podemos.

HG

Hans Gaertner Sat 19 Jul 2014 4:52PM

La ponencia política debe establecer y desarrollar –esa es su finalidad y su sentido-- la política que va a seguir Podemos.

En líneas generales estoy de acuerdo con la mayor parte del preborrador, pendiente naturalmente de detallar, limar y afinar para engendrar la ponencia política definitiva. Hay, sin embargo, dos cuestiones trascendentes en las que no estoy de acuerdo con este preborrador.

El primer desacuerdo, en el análisis de la situación anterior al 25M, es cuando el preborrador dice que el estado español <> La última frase se introduce sin un análisis que la justifique. Cualquier estructura creada por los movimientos sociales es “un contrapoder por fuera de la estatalidad”. Hay que analizar qué significa ese “por fuera” y cuáles son los límites concretos que se va a encontrar ese contrapoder. Falta también considerar qué pasaría en el momento que parte del poder estatal haya cambiado de manos, pues a partir de ese momento ya no valdrían las premisas de todo el análisis anterior. (seguirá)

JR

Juan Ribó Sun 20 Jul 2014 10:48AM

Qué hay Hans. Creo que el documento asume tranquilamente precisamente eso, que los movimientos sociales SON también Estado, están dentro del Estado, en tanto en cuanto aceptan que el monopolio de la violencia pertenece al Estado y acatan las normas dictadas por éste en materia de movilización y protesta.

Ojo que "Estado" no significa "Gobierno" como sabemos.

Que los cambios que han de venir son vía participación masiva en urnas en un vuelco ELECTORAL.

Creo también que el documento asume que un cambio de Gobierno no supondría enormes cambios en la fortaleza y permanencia de un mismo Estado en realidad igual de conservador, corrupto e ineficaz: ver concepto de "Deep State" o "Estado profundo", en origen un concepto de la política turca extrapolable a otros países como Egipto, aunque no sólo ("derin devlet" en turco, o "Estado dentro del Estado", http://en.wikipedia.org/wiki/Deep_state), donde los servicios secretos + el Ejército + FFCC Seguridad del Estado + la Judicatura + la Mafia (¿¡la casta política!?) se encargan muy mucho de que nada cambie, o si acaso, "que todo cambie para que no cambie nada" (Lampedusa).

El ejemplo perfecto y reciente es Egipto y su "Al-Zawra" o Revolución: quitamos a Mubarak en 2011 y en 2013 tras miles de muertos recolocamos a otro igual o peor, un Al-Sisi, hijísimo del "Estado profundo".

Y sin embargo, hay que seguir, claro que Podemos.

Interesante tb, de El País, "El Estado profundo de Nicolás Maduro", de feb. 2014: http://internacional.elpais.com/internacional/2014/02/19/actualidad/1392771032_263477.html

HG

Hans Gaertner Mon 21 Jul 2014 10:29AM

Hola Juan,
No me preocupa considerar a los movimientos sociales dentro o fuera del estado. Lo que me preocupa es lo que pasará cuando se ganen unas elecciones y nos encontremos con el poder político formal pero enfrentados a ese deep state que mencionas (e incluso a más poderes supranacionales). Entonces el gobierno, nuestro gobierno,solo contará con el apoyo decidido de esos movimientos sociales (como vimos recientemente en Venezuela o en Ecuador) y un apoyo muy poco firme en la legalidad y algunas fuerzas del estado. Por eso lo importante y trascendente es potenciar desde ya mismo los movimientos sociales, hacerlos lo más fuertes que se pueda. Ese es el punto crucial de lo que escribo.

No solo lo digo yo, lo decía, mucho mejor, Monedero en su intervención ante el círculo de Hortaleza https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=vNnwP7ChaL0

JR

Juan Ribó Mon 21 Jul 2014 11:04AM

En eso estamos compañero, a falta de volver a ver lo de Monedero, en reforzar todos los movimientos sociales, claro que sí, en organizarnos y en crear sinergias entre todos, zonas de coincidencia y acuerdo más allá de las pequeñas trifulcas del ego, de cara a confluir en un frente amplio que mire de igual a igual al "Estado profundo" y su casta-mafia de políticos amotinados en el cargo y el privilegio.

Pero, ¿dónde, y cómo llegar al pueblo, a la gente, a más gente, a los jóvenes? insistimos. ¿Dónde están? ¿En qué piensan ellos?

Como apéndice al margen, me gusta mucho una especificidad catalana: la fuerza de su tejido social-asociativo, donde según dicen muchos, el sentirse "nación sin Estado" les habría hecho suplir esa aspiración estatal con la fuerza de una sociedad civil que hace las veces de Estado, otro Estado paralelo, y que en el resto de España aún tiene que dar lo mejor de sí, que es mucho. Se puede, sí se puede. Por tanto, más y mejor sociedad civil, más contundencia y solidez en nuestros movimientos sociales, imparables si confluyen.

EGH

Eulogio Gonzalez Hernandez Tue 22 Jul 2014 6:28AM

Me gustan estas discusiones teoricas y lo digo en serio, aunque falta algo. Como hacerlo y cuando.

A lo mejor con suerte y al ritmo que vamos dentro de unos meses nos planteamos que algo tendremos que hacer para llegar a los movimientos sociales, a la gente y en concreto a los jovenes.

EGH

Eulogio Gonzalez Hernandez Wed 23 Jul 2014 8:05AM

Entiendo que unos principios politicos deben incluir ideologicos de caracter politicos y aqui yo no los veo. Lo que que yo leo es un analisis de la situación politica actual y unas predicciones a futuro.

EGH

Eulogio Gonzalez Hernandez Wed 23 Jul 2014 8:22AM

Por tanto yo de entrada le cambiaria el titulo por. Analisis de la situacion politica actual y perpectivas a corto plazo.

JR

Juan Ribó Wed 23 Jul 2014 8:34AM

Qué tal Eulogio, de acuerdo.
Efectivamente, ya lo discutiremos en próxima Asamblea desde luego, o por aquí antes;
este documento que comentamos ahora es un "Pre-Borrador de ponencia política", es decir, una introducción de una introducción de una introducción de algo más grande que vendrá, que necesariamente tiene que venir;
veámoslo de momento como una introducción sólo a un Programa electoral serio/una Estrategia política seria donde ya sí vendrán principios ideológicos y medidas/propuestas de Gobierno concretas.

Para eso, mírate por ej. de tener tiempo lo que es un Documento Político completo, el de EUPV (Esquerra Unida País Valencià), 2013, o el de Equo:

http://partidoequo.es/quienes-somos/nuestras-ideas/documento-politico

http://www.eupv.org/wp-content/uploads/2013/12/Documento-Pol%C3%ADtico-XI-Asamblea-Castellano.pdf

MM

Manolo Malime Wed 23 Jul 2014 9:04AM

Sobre el tema de Principios Políticos es de considerar correcta la propuesta que se hace desde la dirección, solo añadiría estos dos puntos a debate.

1) Podemos se encuentra en una situación muy compleja, dada la comprensión impuesta por la ideología dominante sobre la función histórica del Estado y la Democracia. Se suele considerar que esos mecanismo dominados por la casta, son algo divino, que están por encima de la realidad material, en vez de comprender que ello responde a las necesidades de la oligarquía financiera y monopolista que “democráticamente” controla a nivel nacional e internacional a la mayoría social trabajadora, e incluso a las clases medias, fundamentalmente a las que disponen de pequeños negocios comerciales e industriales. Esa casta al ser minoritaria socialmente necesita de un gran aparato burocrático y represivo. Sobre lo represivo lo vemos en cada manifestación de protesta por desahucios, y otras manis, como arremeten contra la gente por muy pacíficamente lo hagan. La reciente historia española en 1936 o chilena de 1973, lo atestigua cuando a pesar de utilizar la legalidad castal de la época se consiguieron gobiernos populares que ponían en peligro los intereses de la casta en el poder, dieron los golpes militares, los mantuvieron todo el tiempo que fue necesario hasta que aquel peligro desapareció, Pinochet murió tranquilo, Franco también, lo dejó bien atado, con la transición controlada que como dijo Esperanza Aguirre, ¡Carrillo fue un hombre clave en la transición!

Podemos, es evidente que tras los resultados en las europeas, ha sabido instrumentalizar la actual realidad organizativa dominada por la casta para ocupar puestos en el andamiaje internacional europeo. Es decir, ha instrumentalizado revolucionariamente la legalidad al servicio de la casta, unificando los movimientos sociales de base y a la gente indignada con el incipiente movimiento organizativo que es Podemos.

Ahora viene lo más complejo, cómo generar una estructura de abajo arriba sólida. Es evidente que sin la necesaria cohesión ideológica sobre el ideario emancipador de Podemos es imposible que se genere una estructura organizativa sólida, imposible de destruir por la casta en el poder.

Por ahora, el llegar hasta la indignación particular de los que sufren el poder de la casta, los que toman la calle, han sido los métodos organizativos que ha permitido la organización electoral y el resultado inesperado en las europeas.

Gracias a los medios de difusión alternativos y del sistema (en algunos casos) Podemos ha adquirido una resonancia política como hacía muchos años no tenía lugar. Pero eso no basta, es necesario que la propagación de los ideales de Podemos se haga desde el boca a boca de cada afiliado de Podemos a los demás que no lo están, en la calle por supuesto, pero también entre los compañeros de trabajo, de estudio, de actividad social, cultural, etc., es necesario que desde esos lugares se establezcan círculos en las fábricas, universidades e institutos, hospitales, etc. La casta no podrá destruirnos si somos capaces de actuando con objetividad consigamos ese grado de organización sólida.

Dirigentes como los actualmente reconocidos y atacados por la casta son necesarios siempre, pero también se necesitan dirigentes que aunque no tengan esa capacidad de imagen y dialéctica expresiva con la que combaten a la casta, dirigentes (utilizando el lenguaje notarial) de menor cuantía que permitan contribuir a ese objetivo solidario ayudando a la gente por muy confundida o alienada que pueda estar a salir de su confusión, a que sea protagonista de su propia liberación mental y material.

La historia de la humanidad está llena de experiencias positivas y negativas que no podemos desconocer u olvidar, la solidaridad del ser primitivo humano, del esclavo, del esclavo de la gleba, y la de la moderna historia, la experiencia de 1870 en París o 1905 en Rusia. El que no conoce los errores de la historia está condenado a cometerlos.

2) El Pre-borrador, insisto, me parece muy bueno, nos hace un llamamiento a abordar un tema tan complejo que nos permita avanzar y prepararnos para un reto a abordar en muy poco tiempo, dadas la situación organizativa y política de Podemos. Copio el párrafo final que lo sintetiza.

“La prioridad en lo organizativo que se deriva de un análisis y unos retos como los aquí esbozados, es por tanto la de construir en primer lugar una máquina política, discursiva y electoral -que no se limita a la estructura de Podemos y que irradia ya a otros actores- que esté en disposición de aprovechar la ventana de oportunidad de la crisis del régimen de 1978, en un contexto de enorme hostigamiento y maniobras de distracción o de estigmatización, en el mejor de los casos, y de destrucción política en el extremo. Tenemos ante nosotros la posibilidad y la responsabilidad de contribuir decisivamente a la construcción de una voluntad popular nueva para el cambio político en favor de las mayorías sociales”.

Si nos fijamos cita 8 veces la transición pactada de 1978, lo cual debería inducirnos a explicar las consecuencias de aquella transición, la nueva forma de poder que nos vendieron, la ¡democracia! el llamado ¡Estado de Derecho! al que tantas veces Gaspar Llamazares o Cayo Lara dicen que hay que respetar. No podemos olvidar a esa lideresa PePera madrileña que acusa a los miembros de Podemos ser dictadores comunistas, a semejanza de los nazis, cuando, no hace mucho y por TV, dijo y reconoció que Santiago Carrillo fue un hombre clave en la transición. Aquel denostado Carnicero de Paracuellos, reformista, finalmente abrazado por el Borbón.

Manolo Malime

EGH

Eulogio Gonzalez Hernandez Wed 23 Jul 2014 3:59PM

Si como el analisis dice que el exponencial desarrollo de podemos se debe fundamentalmente al descontento de la sociedad ante la clase politica actual, tendremos que aceptar que esa sociedad que ha votado a podemos es una amalgama de personas ideologicamente no homogeneos.

Y si se acepta esto se entendera la dificultad de aglutinarlas en el futuro en un proceso unitario ideologico. Es mas esto seria muy contraproducente hacia el crecimiento de las posibilidsdes depodemos.

Entiendo que los que nos une son los objetivos y no la ideologia. Explicitando los objetivos que nos unen y comprometiendonos en su consecucion es donde estan las autenticas posibilidades de podemos.

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